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Tú no sabes de la luz
que te sigue los pasos,
en silencio.
Porque te vuelves
y no la ves,
te acompaña y no te habla.
A mí tu luz me mira,
y yo la miro
y sonreímos.
Damos paseos juntos
y me habla de tus manos
y de tu roce.
Yo sé de ti por tu luz,
y mi saber es tan grande
que sobran los encuentros
y las despedidas.
Así, juntos, te seguimos
y, en silencio, caminamos.
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