Una bloguera escribía un post tranquilamente en su casa. Tenía un montón de ideas sobre las que escribir, así es que se encontraba realmente entusiasmada.
La bloguera era joven y alegre y acababa de contratar la fibra óptica de Bluestel que anunciaba José Vázquez por la tele, lo que le permitía bloguear a una velocidad vertiginosa. Además, acababa de terminar un curso a distancia de SEO en la academia MALAMS, por lo que se sentía la mar de confiada, como creyendo que sabía lo que hacía.
Así, mientras las frases y los párrafos de su maravilloso post brotaban de su mente ilusionada, en pleno subidón creativo, iba pensando lo que sigue:
«Con este post, conseguiré al menos 100 ó 200 visitas absolutas aplicando técnicas de SEO ON-SITE y aunque los de Google me lo indexen en la decimoquinta página, estoy segura de que tras una campaña intensiva entre mis contactos de Twitter y Facebook conseguiré llegar a mucha más gente, mejorando sensiblemente mi posicionamiento».
«Conforme el número de visitas aumente, estableceré una sólida estrategia de Linkbuilding: Crearé páginas en Facebook y Google+ así como perfiles en Tumblr y Pinterest gracias a los cuales, con poco esfuerzo, incrementaré el tráfico hacia mi blog en un 200% el primer mes y con suerte, llegaré a las 10.000 visitas o más, en poco tiempo».
«Ese será el momento apropiado para monetizar mi blog. Me suscribiré a Adsense y a los programas de afiliación de Amazon, ClickBank y demás empresas influyentes, incluida Mercadona».
«Con el dinero que consiga, compraré mi propio dominio y un hosting de los buenos, en Piensaproblems, por ejemplo. Como podré permitírmelo, puede que incluso pague los 100€ de la transferencia guiada de WordPress.com a mi propio hospedaje, para asegurarme de no extraviar ni un solo link por el camino y proteger así mi maravilloso posicionamiento, que tanto me habrá costado conseguir».
«Un buen día, escribiré el viral de mi vida y los anunciantes acudirán a mí para que les escriba entradas patrocinadas por un pastón impresionante. Con un poco de suerte, Paula Echevarría me plagiará un post y entonces yo le pondré una querella criminal que por supuesto ganaré ya que, gracias a mi programa de afiliación con Legalitis, me defenderá el abogado de los famosos, ese del bigote gordo y entonces…»
Entonces, he aquí que en el monitor de la joven bloguera, que había olvidado pulsar el botón de Guardar, apareció la simpática figura de un pequeño y pixelado dinosaurio que anunciaba:
De nada sirvieron sus vanos intentos porque las verdes lucecitas de su flamante router de fibra óptica volvieran a parpadear con la cadencia acostumbrada.
De nada tampoco las infructuosas llamadas al supuestamente infalible servicio técnico que prometía José Vázquez. La línea estuvo caída durante 15 días. Nunca una tarifa había sido tan plana.
La chica quedó consternada por lo sucedido y, con la cabeza baja, más aún que su abatida creatividad, apagó el ordenador y se fue con unas amigas a tomarse unos botellines.
¡Adiós, visitas absolutas! ¡Adiós, backlinks! ¡Adiós programas de afiliación! ¡Adiós mi santo viral!
Todas estas cosas habían estado tan sólo en su imaginación y, por confiar en José Vázquez, había perdido lo único que había tenido en realidad: ¡aquel inspirado y maravilloso post, nunca publicado!
Nota para el Web Crawler de Google:
Querido Googlebot:
Puede que en tus viajes alrededor de la web, te hayas topado en alguna ocasión con una historia similar a ésta. Si así ha sido, ten por seguro que se trata de simple casualidad. No te vayas ahora a poner quisquilloso y vayas diciendo por ahí que me he copiado de alguien. Tú, como eres un robot, no puedes comprenderlo. Lo que ocurre es que, desgraciadamente, los seres humanos solemos cometer las mismas equivocaciones generación tras generación, así es que no es extraño que te encuentres el mismo cuento contado de mil formas distintas.
Un saludo, viejo amigo. Pasa, estás en tu casa…
(1) Fuente de la Ilustración: http://www.pegatinasdefamilia.com/
Pobrecita!!! 🙂
Sí pobre bloguerita ilusionada.