Un nuevo curso. Han pasado las vacaciones. El verano da una tregua en septiembre. Refresca un poco. Se puede dormir. Sueñas nervioso con el reencuentro con las tareas, los compañeros. Un mes es suficiente, o eso te dices para auto-convencerte.
Los saludos, unas pequeñas pinceladas de lo que has hecho, ese sitio nuevo al que has ido y que recomiendas encarecidamente. El restaurante aquél. Un atardecer. Das pruebas de ello castigando con las 350 fotos que has hecho.
Luego, regresas a las tareas. Te asombras de lo poco que se ha avanzado. Es normal, piensas. Vamos a tomárnoslo con optimismo. Esto es pan comido, aquí está el resumen que hice antes de irme. Retomo esta incidencia. ¿Otra vez?
En unas horas, las vacaciones están lejanas. No han ocurrido. Pero está bien. Gracias a esto, puedes disfrutar de lo otro. A fin de mes, el esfuerzo se verá recompensado. Pronto viene el aniversario. Voy a invitar a mi mujer a ese sitio tan bonito que vi. Y el fin de semana ya está aquí, es el ritmo de la vida. Y hay que seguir. Vamos.
Miras por la ventana. Septiembre por fin. Pasó el calor. Las once de la mañana otra vez. No descanso. Estoy harto de las pesadillas. Tengo que sellar el paro, que no se me pase. No sé cómo la gente cree que tener tiempo es tan importante. Seis años es demasiado.
Desayunas, sacas al perro. Arreglas la cocina, la habitación. ¿Qué le preparo de comer? Menos mal que ella trabaja. Tres entrevistas en dos meses. Tres ‘ya te llamaremos’. Ah, y un échame una mano, que tu vales un huevo. Mañana hablo con recursos humanos.
Recuerdo los comienzos. Fue como una liberación. Qué infantil soy. Cómo pensé que aquello iba a funcionar. Buenas intenciones, pero necesito más ayuda. Nunca pensé que esto podía pasarme a mí. De cien intentos, tres salen bien. O era uno. Ya da igual.
Estudio, aprendo, olvido. Qué difícil es todo. Pero no me rindo. Quizá un voluntariado. ¿Es que no hay nadie bueno en el mundo? ¿Soy yo? ¿Qué ha pasado? Llegas. Te abrazo, no te encuentras bien, otra vez. Otra tarde en silencio. Ya vendrán tiempos mejores. Quizá aún me llamen. Voy a dar un paseo. Necesito llorar. Hay que seguir. Vamos.