Según reza en el Plan Nacional de Educación y Patrimonio del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte: “Solo se protege y conserva lo que se conoce y se valora”. Es llamativo que en los tiempos que vivimos, aún tenga sentido que alguien nos recuerde esta sabia afirmación.
Sirvan de ejemplo la decapitada estatua de la Puerta de Jerez durante la celebración de una victoria futbolera, el perenne estado de restauración en que se encuentra la Plaza de España y el Parque de María Luisa o el pobre pato de la Plaza de San Leandro, que es el animal más maltratado de Sevilla y que no tiene “grinpis” que lo defienda…
No hemos evolucionado tanto como creemos. El vandalismo sigue campando a sus anchas contra el patrimonio histórico-artístico de Sevilla.
Aun así, nuestros bisabuelos lo tuvieron incluso más difícil. Hasta el punto de verse en la necesidad de tener que proteger físicamente a las obras de arte de Sevilla de las manos incívicas de los propios sevillanos.
D. José Gestoso y Pérez (1852-1917), aquel quijote erudito, amante y defensor a ultranza del arte y los monumentos sevillanos, se lamentaba en su Guía artística de Sevilla, del maltrato que sufrían las históricas y artísticas puertas de madera labrada del Ayuntamiento de Sevilla:
«Las puertas de madera que cierran el vestíbulo son muy interesantes, a pesar de hallarse mutiladas por manos vandálicas».
El estado de conservación general de la rica ornamentación plateresca del edificio histórico no era bueno y por esa razón, según el propio Gestoso:
«En Febrero de 1890, siendo Alcalde presidente del Excmo. Ayuntamiento el señor Conde de Santa Bárbara, se encargó al peritísimo escultor ornamentista Sr. D. Pedro Domínguez, la restauración de las fachadas monumentales, obra que ha sabido realizar con singular maestría».
En efecto, Pedro Domínguez López, escultor, profesor de modelado y vaciado ornamental de la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, fue el encargado de la restauración de la fachada plateresca diseñada por Diego de Riaño en 1525. Este escultor es también conocido en los ambientes cofrades de la ciudad por diseñar las bambalinas exteriores y manto del paso de la Virgen de la Victoria de la Hermandad de Las Cigarreras. Diseño por cierto inspirado en la fachada del Ayuntamiento, así como en la Sacristía Mayor de la Catedral, de la cual fue también restaurador y conservador.
Es precisamente por esos años de 1891-1892 cuando en las fotografías de la época empieza a apreciarse la colocación de una valla baja de madera que recorre todo el perímetro de la parte antigua del edificio, justo desde el comienzo de la nueva construcción de 1868 debida a Demetrio de los Ríos, hasta el arquillo.
Esta valla, sirvió de protección a la obra recién restaurada y se mantuvo hasta 1910 en que, según los propios munícipes del Ayuntamiento hispalense fue eliminada…
«…por encontrarse aquella en mal estado, y fiado en que la cultura del pueblo sevillano la hace innecesaria». (4)
Desgraciadamente, parece ser que la confianza del Ayuntamiento en sus convecinos no fue duradera. Los actos vandálicos se sucedieron y tras aparecer mutiladas algunas de las figuras de los medallones decorativos, en 1915 se procedió a proteger de nuevo el monumento. En esta ocasión y a instancias precisamente del infatigable D. José Gestoso, se instaló una verja de hierro de bastante más altura que la anterior de madera. La verja, que era de buena factura y estaba artísticamente ejecutada, se desmontaba en Semana Santa, cuando se colocaban lo palcos, volviéndose a instalar una vez pasada la Semana Mayor.
Esta «verja de la vergüenza” cumplió su función durante aproximadamente 10 años. A partir de 1925, deja de aparecer en las numerosas fotografías de ese periodo.
En enero de 1931, el diario El Liberal” de D. José Laguillo, recordaba la verja como algo lejano en el tiempo, dentro de una sección dedicada a recuerdos y efemérides sevillanas habitual en ese periódico, denominada Sevilla Hace…Equis Años.
El pie de foto rezaba: De cuando éramos salvajes y en el artículo se resaltaba la calidad artística de aquel enrejado, así como su más que probable alto costo económico. También se preguntaba el articulista qué habría sido de ella, no creyendo en los rumores que apuntaban a que se habría reutilizado como cerramiento de la Plaza de América, por la parte de la Avda. de la Borbolla. Lo cierto es que la verja existente actualmente en ese lugar guarda alguna similitud, aunque evidentemente, no se trata de la misma.
Concluía aquel artículo el periodista asegurando que:
«Hoy la juventud respeta las cosas artísticas y la verja no hace falta».
A lo que yo añadiría que, ochenta y seis años después, ¡yo no estaría tan seguro!
Bibliografía
- Guía artística de Sevilla : historia y descripción de sus principales monumentos religiosos y civiles y noticia de las preciosidades artístico arqueológicas que en ellos se conservan. Gestoso y Pérez, José. Oficina de «La Andalucía Moderna». Sevilla, 1897.
- Ayuntamiento de Sevilla. Evolución histórica del edificio. Blanco Aguilar, Jaime. Alquiansa Publicaciones.
- Diccionario Histórico de las Calles de Sevilla. Collantes de Terán, Antonio. Ayuntamiento de Sevilla, 1993.
Notas
(1) De la web sevillaen360.es
(2) De la obra: Sevilla : cuarenta y ocho ilustraciones, con texto de José Gestoso. Barcelona, 1900 (Fondo Antiguo Universidad de Sevilla)
(3) De la web genova-cafebar.es
(4) Sec. 10. Archivo Municipal de Sevilla. (4-11-1910)
(5) De la Revista «España y América» nº de febrero de 1915 (Biblioteca Nacional de España)
(6) De la web genova-cafebar.es
(7) El Liberal de Sevilla. 9 de enero de 1931. (Fondo Antiguo Universidad de Sevilla)
Muy buen artículo, perféctamente documentado. Enhorabuena.
Muchísimas gracias, Diego. Me alegra enormemente que le guste. Un saludo.
He llegado a su Blog de casualidad, es MAGNIFICO, gracias, muchas gracias. Antonio Silva.
“Todo aquí es ficticio, excepto el escenario. Nadie podría inventarse una ciudad como Sevilla” (Arturo Pérez-Reverte).
Antonio, perdone no haberle respondido antes. Muchísimas gracias por su amable comentario. Me anima a seguir buscando historias. Gracias!
Perdone la curiosidad, Antonio. ¿Vd. no estudiaría en los Salesianos?
Magnifico. Su bibliografía es de nota.
Muchísimas gracias por su comentario, Antonio. Me alegra mucho que le haya gustado. Un saludo.